miércoles, 7 de octubre de 2020

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 El crossover internacional de la montaña rusa

no tiene nada que ver con la Guerra Fría.

Se trata de que tu cabeza es un tren

que a velocidad enloquecida

circula rápidamente de un Estado a otro.

¿No es sorprendente tan febrilmente veloz

transformación del caleidoscopio emocional?

Cielos, es difícil vivir así,

las vías se desgastan.

AC/DC

 Deseo,

ese despertador de circuitos enredados,

el cable rojo con el cable azul.

Interruptor que da paso,

corriente que alterna tu estado

de positivo a negativo,

cables fundidos,

te vuelves goma derretida.

Luego te arrepientes de inofensivas decisiones,

subes a Facebook vergüenzas que te enfurecen

y emborrachas tu cerebro con quimeras y humos.

Así hasta que se apague en la almohada.

Canción del alma inoportuna

 No soy más que un alma inoportuna,

un alma que llega tarde a los corazones,

o no llega, ni sabe llegar.

Un alma que no toca donde quiere,

y toca allá donde no le llena ni le importa.

Un alma que no vaga sola, pero como si lo hiciera,

que no llora,

pero sabe que la soledad es amarga, traicionera.

Malditas mentiras, a veces sois las más sinceras,

porque la puta verdad duele, y nada consuela.

Pócima de azar, destino, albedrío y error,

todo junto es elixir de infelicidad, capricho,

deseo, fantasía irrealizable, engaño, coraje roto,

esperanza traidora,

ausencia de algo que quizás nunca se tuvo.

Es un veneno que no mata, sólo marchita y duele,

te destruye lentamente pero nunca del todo,

no te lleva a la tumba, pero será tu último beso,

tentándote siempre para bajar a ella y recordarte

que eres un alma inoportuna

que llega tarde a todos los corazones,

o que no llega, ni sabe, ni supo nunca llegar.

No toca donde quiere,

y toca allá donde no le llena ni le importa.

Por eso siente que es un alma que a nadie importa.