martes, 13 de octubre de 2015
...
¿Quién me llama? Ah, eres tú. Ahí abajo se está bien, deja que te acompañe. Me siento reconfortado bajo el peso de las piedras. Cuando me hayan pisado hasta desfallecer descubriré que fui yo mismo. A rastras me colocaré en posición para poder destruirme mejor. Te agradezco que seas tan solícito a la hora de ser enemigo. Gracias por el miedo y por la angustia. Gracias por las noches sin dormir, por el desprecio que con tanto ahínco se merece mi espejo. Sin ti jamás podría hacer de mi vida un triste circo con payasos que no hacen reír y magos que no pueden engañar (no al menos a sí mismos). Si no fuera por ti jamás pensaría que merecería la pena hacer aquéllo que no pienso mencionar (nunca se sabe quién puede estar mirando; ojos pueden sentir las palabras). Y ahora me daré mi último castigo negándome mi compadecimiento complaciente. Es hora de desterrarse hacia el silencio y recolectar el placer oculto de la espera.
domingo, 17 de mayo de 2015
He pensado que...
¿Conocéis esa sensación?
Es
como si hasta ahora te hubieras estado leyendo el libro de
instrucciones de tu vida (y de la vida), creyendo que lo entendías. Y de
pronto te hubiesen arrojado sin previo aviso (o con avisos que no
veías) a la vida. Y te hubieses dado cuenta ahí de que no habías
entendido nada. Y que por eso ahora nunca sabes lo que pasa. Y nunca
sabes qué hacer.
Dentro de tu corazón.
lunes, 2 de marzo de 2015
. (1)
¿Dónde están las estrellas?
Demasiado lejos.
Como un camino que nunca llega.
Como una distancia que sabe a negro.
Como un eco, y nada más.
A la distancia de una mano,
Demasiado lejos.
Como un camino que nunca llega.
Como una distancia que sabe a negro.
Como un eco, y nada más.
A la distancia de una mano,
domingo, 18 de enero de 2015
Suscribirse a:
Entradas (Atom)