Esa sensación.
Estás tumbado en la cama, con la ventana abierta. La luz entra a raudales, pero suavemente. Se cuela como un invitado amable. No sabes cómo, pero lo llena todo. Simplemente, el mundo está lleno de luz. Y tu habitación es un dulce recodo de sombra, fresco y relajante, pero claro como el día que hace fuera. Tal vez tienes los ojos abiertos, mirando al infinito, o tal vez los tengas cerrados, pero en cualquier caso, no piensas en absolutamente nada. Sólo disfrutas del momento mientras escuchas a tu alrededor.
lunes, 23 de mayo de 2016
jueves, 19 de mayo de 2016
¿Tempus irreparabile fugit?
Lo
primero que quiero decir es aclarar una cosa, y es que a lo largo de la
exposición de mi teoría la palabra “existir” será utilizada con una connotación
física. Es decir, lo que existe es lo que tiene entidad corpórea, aunque sea a
nivel atómico. Decimos que los seres humanos estamos dotados de raciocinio,
esto es, la capacidad de razonar, de elaborar pensamientos y estructuras
mentales increíblemente complejas. El raciocinio nos permite elaborar
conceptos, abstracciones, ideas, todo ello entidades que no tienen cuerpo, que
no existen sino en nuestra cabeza. Podemos hablar de “amistad”, “justicia” o “paz”,
pero en realidad son conceptos abstractos cuya única manifestación real se da
en forma de pequeños impulsos eléctricos que envían información en nuestro
cerebro.
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