Ganas de llorar el veneno para alcanzar un segundo entre fusiles.
Eternamente intrigado por el enigma de no saber
por qué es tan amargo lo conocido,
o por qué es más fácil ahogarse en el dolor
que salir de él.
Esclavo del ciclo, amo de mi prisión,
hay una razón sin nombre que aquí me mantiene.
En mi espejo moran entes asesinos,
máscaras y oscuridades,
y también libros en blanco, calles sin salida y mi mayor enemigo.
El aire está corrupto de tantas preguntas que quedaron flotando,
y un par de ficciones sobre cómo ponerle final.
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