En 2012, cuando estaba de intercambio en Alcalá de Henares,
hubo un concurso literario y presenté esta historia a la categoría de relato
corto. No rasqué nada, por supuesto (normal). En aquel entonces me quedé satisfecho con el resultado, salvo algún que otro detalle mejorable. A día de hoy, en 2025, me parece una reverenda mierda, pero creo que al menos se puede enseñar (casi todo). Y me da pereza retocarlo: